Sobre la Fe y la Realidad

El siglo pasado el filósofo francés Bergson culminó, a mi parecer, con la instauración de una creencia que venía gestándose desde hacía siglos, probablemente desde el nacimiento de la Modernidad. Con el positivismo, la doctrina ideológica sostenida por él, se cerraba toda posibilidad de magia o de aceptación de hechos no explicables por la ciencia.
A mi modo de ver, esa evolución pasó del si estoy pensando quiere decir que existo, al lo estoy viendo, lo estoy experimentando, pero además tengo que comprobarlo. Sino, no existe.
Este ensayo es corto. No necesita alargarse la afirmación de que toda afirmación ideológica es una cuestión de fe. Los positivistas no solamente necesitan ver para creer, sino que necesitan una comprobación científica de que lo que sucede, sucede en la realidad (realidad, otro concepto terrible). Eso es, a final de cuentas, fe en la ciencia. Fe en que la ciencia es infalible (sabemos que no lo es), en que los experimentos de un laboratorio pueden reproducir (recrear al 100%) un hecho producido en el mundo externo. Sabemos que no se puede. No existe tal posibilidad.
En la siguiente parte del ensayo, responderé sobre la realidad y la fe como conceptos.

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